Todas las redes sociales y páginas web que forman parte del
infinito que es internet, tienen ciertos protocolos que hay que
respetar. Estas normas son las que determinan lo que se considera apropiado
para publicar en tales plataformas. Dependiendo del perfil creado y los
motivos detrás de la comunicación cibernética, las limitaciones se
enfocan en el contenido y las imágenes publicadas, específicamente
las prácticas éticas de cada usuario. Para emprendedores, el abuso de
estas normas podrá implicar el éxito de la compañía y la red de clientes
actuales y futuros.
Un perfil social ya no es un lugar en donde se
puede publicar cualquier noticia o foto, sino se ha convertido en
una reflexión del usuario, sus capacidades, intereses y potencial profesional.
En un mundo cibernético, uno tiene que cuidar su imagen social y estar
pendiente de publicaciones que arriesgan su reputación. En el ámbito
laboral, reclutadores evalúan los perfiles sociales de sus solicitantes
para seleccionar el candidato perfecto… ¿Qué ha publicado en su perfil que
perjudica su potencial de avanzar su carrera?
Al seguir el protocolo establecido por las plataformas
de Facebook, Twitter, LinkedIn, Google+, Pinterest, millones de
participantes podrán sacarle el máximo provecho al estar conectado con sus
seres queridos y contactos profesionales.
¿Qué no es apropiado?
Aunque debería ser sentido común, no es
recomendado, y hasta es ilegal en ciertos países, publicar contenido
inmoral o obsceno que insinué material ilícito. Como emprendedores, hay que
tener cuidado con publicaciones consideradas SPAM. Las
consecuencias pueden damnificar su negocio y bloquear su presencia en las
redes sociales. Es preferible llamar la atención a su compañía de modo genuino
y auténtico, estrategia que establecerá la credibilidad.
Privacidad
Gracias a nuevas configuraciones de privacidad, podemos
controlar quién tiene acceso al contenido de nuestro perfil. Sin
embargo, esto no garantiza que nuestra información e imágenes estén protegidas.
En esencia, internet es un campo abierto y existen personas
especializadas en la manipulación de estas configuraciones de protección
que pueden aprovecharse del contenido publicado en perfiles sociales.
Propagandas falsas
Profesionales y licenciados,
específicamente abogados y médicos con bufetes y clínicas
independientes, tienen prohibido presentar propagandas falsas o difíciles
de defender en sus perfiles de redes sociales. Como método para
comunicarse con sus clientes y comercializar sus servicios, el contenido de
sus perfiles sociales es sumamente importante. Al estar supervisados
continuamente por agencias federales, la promoción de sus servicios tiene
que estar basada en declaraciones indiscutiblemente reales y que se
puedan comprobar con estadísticas y evidencia válida.
Por ejemplo, al crear su perfil profesional en
Facebook, un abogado en Orlando tuvo que tener cuidado al promocionar la
calidad de su bufete, limitando su contenido a los servicios básicos y su
experiencia previa, sin incorporar frases que puedan ser malinterpretadas
por sus futuros clientes.
Solicitudes de amigos
La popularidad social de una empresa se
refleja en su cantidad de “amigos” y “seguidores” en las redes sociales.
Al tener más contactos, se abren las líneas de comunicación entre proveedor y
consumidor. Algunas empresas que ejecutan malas prácticas cibernéticas se
enfocan más en su número de seguidores que en en contenido de su perfil
y las maneras en que interactúan con su clientela. En vez de usar esta
plataforma como una extensión de su departamento de servicios al cliente, hay
rumores que compañías han pagado por cada uno de sus seguidores.
Al final, las empresas que desarrollan su rol en
las redes sociales éticamente tendrán una ventaja sobre las que deciden
abusar de la libertad ofrecida por este medio. Revise las políticas de
privacidad de cada red social para asegurar que está cumpliendo con las
normas establecidas.
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